sábado, 15 de octubre de 2016

Tu Ausencia

"No sé por qué todos dicen que tengo que aprender a vivir con tu ausencia, si ahí estás vos, sonriéndome desde las fotos que escondí en los cajones, serendipias tramposas cada vez que los revuelvo buscando repuestos para mis plumas de fuente.
No entiendo para qué me dicen que me olvide, que piense en otra cosa, si desde el dormitorio escucho clarito la cuchara golpeando las paredes de porcelana de esa taza llena del café que batís para llevarme a la cama cuando hace frío y yo no saco la nariz de debajo de las sábanas.
Será que ellos tampoco oyen el quejido de las canillas viejas mientras llenás la bañera, que se infla de agua tibia y espuma con olor a las flores de los aromitos que crecen al costado del camino que sube hasta nuestro lugar secreto, donde los fines de semana nos dejamos caer sobre el pasto, panza arriba, y las nubes, como caballos húmedos, galopan por el cielo ancho que se parece un poco al infinito que comienza en tus ojos.
Será que no saben que la sombra de tu carcajada trepa hasta el techo cuando te hago cosquillas, entredormido, y mis dedos eléctricos caen desde tu nariz hasta tu pecho y así, demasiado ansiosos, ruedan apurados para aferrarse a los espacios más blandos de tu cuerpo.
Qué saben ellos de tu ausencia, si aquel primer beso a escondidas bastó para imprimir tu imagen en el espacio que sobra entre mis párpados y mis pupilas, que se rehúsan a dejar de mirarte, aunque cada día te vuelvas más y más traslúcido.
Qué entiende este bosque de carne y hueso de la fantasmagoría incandescente del poema que cobra vida entre tus dientes y es más real que todos ellos.
Jamás podrán convencerme de que el oasis es espejismo.
Jamás podré convencerme de que esta verdad, que me abraza a medianoche, no es más que un holograma del que no puedo desprenderme."

Juan Solá

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